Closer
miércoles, 31 de octubre de 2012
martes, 30 de octubre de 2012
lunes, 29 de octubre de 2012
"Querido coleccionista: le odiamos. El sexo pierde todo su poder y su magia cuando se hace explícito, mecánico, exagerado; cuando se convierte en una obsesión maquinal. Se vuelve aburrido. Usted nos ha enseñado, mejor que nadie que yo conozca, cuán equivocado resulta no mezclarlo con la emoción, la ansiedad, el deseo, la concupiscencia, las fantasías, los caprichos, los lazos personales y las relaciones más profundas, que cambian su color, sabor, ritmos e intensidades."
domingo, 28 de octubre de 2012
jueves, 25 de octubre de 2012
Ciudad sin sueño
(Nocturno de Brooklyn Bridge)
No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.
Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan
y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas
al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.
No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Hay un muerto en el cementerio más lejano
que se queja tres años
porque tiene un paisaje seco en la rodilla;
y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto
que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.
No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda
o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.
Pero no hay olvido, ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.
Un día
los caballos vivirán en las tabernas
y las hormigas furiosas
atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas.
Otro día
veremos la resurrección de las mariposas disecadas
y aún andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos
veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.
¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
A los que guardan todavía huellas de zarpa y aguacero,
a aquel muchacho que llora porque no sabe la invención del puente
o a aquel muerto que ya no tiene más que la cabeza y un zapato,
hay que llevarlos al muro donde iguanas y sierpes esperan,
donde espera la dentadura del oso,
donde espera la mano momificada del niño
y la piel del camello se eriza con un violento escalofrío azul.
No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Pero si alguien cierra los ojos,
¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!
Haya un panorama de ojos abiertos
y amargas llagas encendidas.
No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
Ya lo he dicho.
No duerme nadie.
Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes,
abrid los escotillones para que vea bajo la luna
las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.
(Nocturno de Brooklyn Bridge)
No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.
Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan
y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas
al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.
No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Hay un muerto en el cementerio más lejano
que se queja tres años
porque tiene un paisaje seco en la rodilla;
y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto
que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.
No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda
o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.
Pero no hay olvido, ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.
Un día
los caballos vivirán en las tabernas
y las hormigas furiosas
atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas.
Otro día
veremos la resurrección de las mariposas disecadas
y aún andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos
veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.
¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
A los que guardan todavía huellas de zarpa y aguacero,
a aquel muchacho que llora porque no sabe la invención del puente
o a aquel muerto que ya no tiene más que la cabeza y un zapato,
hay que llevarlos al muro donde iguanas y sierpes esperan,
donde espera la dentadura del oso,
donde espera la mano momificada del niño
y la piel del camello se eriza con un violento escalofrío azul.
No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Pero si alguien cierra los ojos,
¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!
Haya un panorama de ojos abiertos
y amargas llagas encendidas.
No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
Ya lo he dicho.
No duerme nadie.
Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes,
abrid los escotillones para que vea bajo la luna
las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.
miércoles, 24 de octubre de 2012
martes, 23 de octubre de 2012
lunes, 22 de octubre de 2012
No puedo tener una mirada inocente
Mi intención nunca es honesta. Es maliciosa. Recojo ecos vivos de lo que vieron mis ojos.
Poseer presencias me excita. Me alimenta.
En esos momentos ni yo me conozco. Fotografío lo vivo como ya muerto, con la intención
de un forense.
¡Ahí te quiero ver! No es fácil.
Un juego masoquista, atrapar mi suspiro en la foto.
La fotografía se asienta en la fe de lo que es visible.
Por tanto, el suspiro no puede verse pero fotografiar me obliga a encontrarlo.
A multiplicar lo que miro.
(...)
El encuentro nos mueve. Nos posiciona... Nos acerca.
Quisiera hablar con este hombre.
De nuestras gargantas vibran letras sin nombre-
La mirada traduce.
Lo que más le vale es reírse.
Su sonrisa invita.
La complicidad de sus ojos hermana.
El alma de la fotografía es el encuentro.
El retrato es un enfrentamiento.
A. García-Alix
Mi intención nunca es honesta. Es maliciosa. Recojo ecos vivos de lo que vieron mis ojos.
Poseer presencias me excita. Me alimenta.
En esos momentos ni yo me conozco. Fotografío lo vivo como ya muerto, con la intención
de un forense.
¡Ahí te quiero ver! No es fácil.
Un juego masoquista, atrapar mi suspiro en la foto.
La fotografía se asienta en la fe de lo que es visible.
Por tanto, el suspiro no puede verse pero fotografiar me obliga a encontrarlo.
A multiplicar lo que miro.
(...)
El encuentro nos mueve. Nos posiciona... Nos acerca.
Quisiera hablar con este hombre.
De nuestras gargantas vibran letras sin nombre-
La mirada traduce.
Lo que más le vale es reírse.
Su sonrisa invita.
La complicidad de sus ojos hermana.
El alma de la fotografía es el encuentro.
El retrato es un enfrentamiento.
A. García-Alix
domingo, 21 de octubre de 2012
sábado, 20 de octubre de 2012
viernes, 19 de octubre de 2012
lunes, 15 de octubre de 2012
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