jueves, 17 de octubre de 2013






(...) MP: Sí claro, soy plenamente consciente de ello. Recuerda, soy un hipócrita. No me excluyo en absoluto. Incluso un álbum de familia es pura propaganda, porque es básicamente una mentira tras otra: la gente siempre fotografía a sus hijos sonrientes y felices, cuando la realidad es que los niños lloran muy a menudo. Pero fotografiar a un bebé llorando no queda bien. Uno fotografía bodas compulsivamente pero jamás se ve una fotografía de un funeral en un álbum de familia. Así que, sí, son un buen ejemplo de propaganda. Claro está, lo que intento hacer no es exactamente antipropaganda, porque yo también contribuyo a ella, aunque presento las cosas como las veo, con sinceridad. No es que crea en la sinceridad en fotografía, eso sería contradictorio, pero intento mostrar las cosas como las veo y las siento, formando parte, por supuesto, de la máquina propagandística. Por eso creo que la fotografía independiente tiene un papel que desempeñar en nuestra historia cultural: necesitamos una interpretación sincera y directa que contrarrestre todas las mentiras a las que estamos expuestos constantemente"

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